Hoy en día, traer al mundo un hijo – perdón, un disco –, es como desgranar una margarita. Le arrancas una canción y le das un beso antes de lanzarla a los vientos, con el deseo palpitante de que le vaya bien. Así me siento con Nearly Human, el primer sencillo que por fin se abre paso entre ruidos y músicas de todo tipo.
Me hace gracia que le digan “sencillo”, como si se tratara de un café, un whiskey o un helado. Pero supongo que una canción es equiparable a cualquiera de estos deleites. Yo siempre he sido obsesiva con las canciones, (aún antes de poder adquirirlas de una en una, y no el disco completo como se usaba antes). Desde mi adolescencia, suelo escoger una canción o pieza instrumental, y escucharla repetidamente en todas las situaciones, estados de ánimo y horas posibles, del día o de la noche. ¿Existirá alguien que llegue a hacer esto con Nearly Human?
Nearly Human trata un tema que siempre me ha fascinado: viajar.
Las consecuencias de las expediciones que hacemos; (ya sea a la esquina, a nuestra playa preferida o en tiempos de pandemia, al baño o a la sala). A veces nuestras expediciones resultan maravillosas. Otras, aburridas o inesperadamente terribles. Hay una soledad muy particular que se experimenta tras un viaje. Es decir, al volver a casa y encontrarte, no ya con ese nuevo tú que has ido forjando conscientemente a base de los aprendizajes que te has granjeado en la vida, sino con todo aquello que preferirías dejar atrás. No te faltan anécdotas que soltar a la menor provocación. Pero aquél dolor es siempre el primero en darte los buenos días, atestiguando todas tus conversaciones y siguiéndote los pasos hasta meterse en la cama contigo.
Lo que yo hago para combatir todos estos dolores, soledades y desencuentros con el prójimo, es leer. Específicamente, escuchar un libro leído en voz alta. Una canción sonando en mi oreja me absorbe por completo. Pero una voz leyéndome al oído me acompaña, permitiéndome además seguir al pendiente de mi alrededor. Así es; amo viajar. Pero más que por el viaje en sí, mi vida parece estar marcada por qué libro estaba leyendo cuando visité tal o cual lugar.
Quizá no es de sorprender entonces, que el punto de partida para cada una de las canciones de One Wing, (que así se llama mi primer disco), fueran libros que he leído o cuentos que me he inventado. Traduzco aquí parte del coro de Nearly Human, que originalmente compuse en inglés:
“Las Palmas de mis manos no te revelarán mi futuro ni mi pasado. ¿Quieres saber cómo es la vida en aquél planeta lejano? Acompáñame despierto toda la noche para platicar largo y tendido…”
– Letra canción: Nearly Human, One Wing.
El protagonista de esta canción regresa de una misión espacial con las manos destrozadas, por lo que le es imposible tocar nada y requiere ayuda para poder valerse por sí mismo. Creo que por eso me identifiqué con él; recién llegado cómo está, cualquier contacto es doloroso para él y le cuesta hablar sobre lo que ha vivido. Pero con el tiempo va sanando y soltando gota a gota, su historia.