Cantar Estando Enferma

Ir al trabajo a pesar de sentirse enfermo solía ser signo de madurez y responsabilidad. Supongo que la nueva normalidad cambiará eso. Guardo más de algún recuerdo de haber estado en escena sintiéndome muy, muy mal. Pero el más extraño, y también más entrañable de estos momentos, lo comparto a continuación.

Entre los proyectos de corto aliento en que he participado se encuentra el cuarteto Nausicäa. Éramos tres voces femeninas y un piano, interpretando temas de caricaturas japonesas como “Full Metal Alchemist” y videojuegos como “ICO”. Pero en su mayoría cantábamos las canciones de películas de Studio Ghibli como “El Viaje de Chihiro” y “Nausicäa del Valle del Viento”. Todas en su idioma original que es principalmente el japonés pero también había un par de temas en ruso.

Pues bien. En cierta ocasión el Cuarteto Nausicäa fue invitado a presentarse en una convención de cómics en la Ciudad de México. (Tremenda fortuna pues el proyecto era de reciente creación). Además de las tres chicas me hice acompañar por un asistente por lo que se pudiera ofrecer. ¡Y vaya que se ofreció! Justo el día en que viajamos, (es decir el día antes de tocar), puse un pie fuera de la cama y de inmediato supe que algo no andaba bien. Estar de pie me mareaba, caminar me dolía, el apetito se me retiró y experimenté una especie de fiebre con dolor de garganta. Todo sumamente raro y repentino ya que la noche anterior me había ido a la cama sintiéndome perfectamente. Sin embargo, mis vías respiratorias no estaban obstruidas ni experimenté malestares digestivos, por lo que decidí seguir adelante con el itinerario, sintiéndome prácticamente segura que una segunda oportunidad no se volvería a presentar.

Un trayecto en carretera en compañía de los miembros de tu ensamble musical suele ser una experiencia muy disfrutable. Pero esta vez la pasé intentando dormir en el confín más alejado del camión. El ensayo que tuvimos a la mañana siguiente lo viví bajo el mismo velo de dolor afiebrado y esa especie de desdoblamiento astral que se experimenta cuando nos enfermamos; consciente de estar ahí pero viviéndolo todo como desde una distancia muy lejana. Esta extraña disposición de ánimo tiene una gran ventaja: neutraliza los nervios. De hecho se amortiguan todas las emociones, que por otra parte eran en su mayoría positivas pues mis colegas eran Selenie Soliz (quien fuera mi maestra de piano), mi alumna de canto de varios años Brenda Gaviño (luego vocalista de El Cuervo de Poe), y Janet Camargo, una cantautora y amiga que luego conformaría junto conmigo Les Femmes de Serge. Es decir, personas cercanas llenas de paciencia y talento. Y ni qué decir de mi asistente quien a pesar de haberse levantado con los mismos síntomas que yo (aunque en menor grado), estaba al pie del cañón. Lo confieso: jamás pensé en contagio, solo en cantar.

Ya en escena mi indiferencia de zombi persistió, hasta que le llegó el turno a Brenda de interpretar “Lilium”, tema de Elfen Lied. Esta canción no tiene introducción musical. La cantante abre con dos notas en anacrusa y continúa con un lamento en latín cuyo lirismo debe mantenerse hasta el fin de la pieza. Nada rima. Es una especie de declamación transformada en melodía. En cuanto Brenda cayó en el tiempo uno del primer compás, las emociones súbitamente me regresaron. Volví a sentirme plenamente presente, reavivada por una calidez muy especial. Un brote de orgullo que hizo que se me hinchara el corazón de ver a mi alumna en escena y estar junto a ella. De hecho este momento constituye mi recuerdo más lúcido de toda aquella aventura. Al día siguiente tanto mi asistente como yo nos sentíamos mucho mejor, azorados por el hábito que tiene Janet de agregarle sal al jugo de naranja. Cómo y dónde se nos fue a instalar el bicho enfermador será por siempre un misterio. Por suerte ninguna de las chicas resultó contagiada.

Hoy he echado por la borda mi membresía al club de los aferrados. El ayuno de la escena que el confinamiento nos impone me despierta muchas reflexiones y por supuesto no puedo dejar de preguntarme. ¿Hasta cuándo volveremos a los escenarios? Las series de anime son muy dadas a retratar futuros apocalípticos donde el orden social se ve trastornado. Pase lo que pase, mi deseo es que las artes sigan siendo ese universo de lenguajes portentosos que nos enaltecen como seres humanos.

22 de nov. de 2009 – Trompo Mágico “Mononoke Hime” parte del OST de “Mononoke Hime”

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