Curiosidades sobre la percepción y la memoria

La última vez que visité el zoológico de mi ciudad, tenía 8 años. Se trataba de un festejo que había organizado la primaria con motivo del Día del Niño.

En fechas previas a la pandemia tuve ocasión de volver, y me sorprendió la claridad con que recordaba cada cosa: el sol apabullante, la parada de descanso donde se come, pero sobre todo, la llana tristeza que me produjo el encierro de los animales. Quizá aquella primera vez fue más bien la idea de que estuvieran encerrados. Hoy procuré concentrarme en lo interesante de sus rasgos y hábitos, pero no podía dejar de percibir una especie de nerviosa resignación, que emanaba mustia y constantemente, en especial del hábitat de los canguros. El congelador donde se almacena a los pingüinos me pareció igualmente desangelado, y mis pensamientos al volver a casa giraron más bien en torno a lo siguiente: ¿Hay alguna región de nuestro cerebro, o algún mecanismo mediante el que se organicen experiencias similares? ¿Todas las Navidades, por ejemplo? ¿Todas las idas al zoológico?

Creo tener buen ojo para las primeras veces. Es decir, soy consciente de cuando estoy inmersa en algo que no había presenciado antes. Como la vez que alguien colocó su laptop abierta sobre el cofre de su vehículo. Recuerdo haber pensado: ¡Esta es la primera vez que veo una computadora encima de un carro! En cambio si me preguntaran qué sucedió durante la Navidad de tal o cual año, no sabría responder. Es como si llevara toda una vida tejiendo una sábana llamada navidad, a la cual le añado patrones y adornos cada Diciembre. Se que envuelve a ciertas personas en cierto lugar, pero los detalles se desdibujan a tal grado que hasta me asusta no recordar. Aquí es donde me parecen valiosos ejercicios como este de llevar un blog o un diario, para no olvidar lo importante.

Y lo importante es… aquello que nosotros señalamos como tal, ¿no? Por ejemplo. Yo nunca había llevado un diario de viaje hasta que pasé tres meses trabajando como voluntaria en Kenya. Viví tantas experiencias valiosas que hoy las siento indelebles. Imposibles de olvidar. Pero francamente creo que es porque iba predispuesta a la novedad y el aprendizaje, que hoy ese tiempo lo recuerdo así. Ya hemos pasado tres meses en cuarentena por la pandemia, y consciente de estar viviendo un momento histórico, he procurado aprovechar cada momento, acrecentando mis habilidades musicales y enfrentando una encrucijada creativa que, así lo espero, me lleve a generar música nueva, música propia, para poder remontar el vuelo y aterrizar en la sorpresa que a todos nos espera.

“¡Y yo que siempre creí que a un elefante bebé lo podría sostener en brazos!”, Mary Camarena en Kenya, 2016

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *