Con chinchorro y atarraya
La canoa de Bareque
Para llegar a la playa”.
No todos los días se topa uno con la viva encarnación de algo que hasta entonces no pasaba de ser un abstracto. Un objeto del cual se hace mención en voz de algún cantante, pero que en la vida cotidiana nos era hasta hoy, desconocido. Justo en fechas recientes tuve esa suerte.
Caminábamos por una zona casi desierta de la playa, cuando a lo lejos divisamos una silueta solitaria. Se trataba de un hombre muy quieto y con el torso desnudo que, con el agua hasta la cintura, parecía estar al atento acecho de alguna cosa. El oleaje en aquel resquicio de la costa era muy leve, y de repente todos los presentes parecíamos estar en busca o en espera de algo. Reinaba un silencio muy singular que de alguna extraña manera se vio magnificado cuando los graznidos de una pequeña garza de pie sobre una piedra, comenzó a inquietarse por la llegada de una gaviota con quien enseguida comenzó a disputarse alguna criatura de las someras profundidades.
Entonces el hombre se desprendió de un objeto que pendía de su hombro derecho. Se trataba de una red, que desplegó en el aire para volver a traerla hacia su cuerpo, arrastrándola por el agua. Implacablemente atraídas por los movimientos a la vez amplios y precisos del pescador, mi acompañante y yo nos acercamos lentamente para preguntar si podíamos ver de cerca su red.
–“¡No agarré nada!”, nos dijo mientras inspeccionaba el tejido de piola que continuaba mitad sumergido en el fondo marino alfombrado de algas. Mi acompañante quien gusta de pescar con arpón, preguntó al hombre, –“¿esto es una atarraya, verdad?”
– “Si, es la tarraya.”
– “¿Puedo agarrarla?” Fue entonces que no pude evitar pensar en la canción de Totó La Momposina. El hombre me pasó un extremo de su atarraya, la cual olía como no es de sorprender, a pescado.
Entre él y mi acompañante comenzaron a alternarse explicaciones que hicieron a mi corazón acelerarse de gratitud y emoción, pues tan a menudo me pierdo de las etapas, de los procesos, de los detalles que transforman nuestro mundo y que están tan al alcance del sentido de la vista.
– “La atarraya la tejemos en forma de cono y tiene unos plomos en el fondo para que se hunda, unas bolsas allí mismo hechas de la misma red para atrapar a los peces, y luego queda hecha un saco cuando la amarras con estos cordones que le cuelgan.”
– “Las tenemos colgadas en unos ganchos especiales afuera de la casa porque si se te enredan… para desenredarlas hay que hablarle a alguien.”, continuó diciendo. Con la atarraya se pesca la carnada para los peces más grandes, como el marlin o vela.
De regreso la larga caminata transcurrió casi por completo en silencio, pues en mi mente no dejaban de sucederse fragmentos del encuentro que el mar acababa de regalarnos. Además, la canción dice “con chinchorro y atarraya”. Tal vez en algunas regiones le dicen tarraya y en otras atarraya. ¿Y qué es chinchorro?
Cuando un cantante decide abordar una nueva pieza, lo primero que hay que hacer es investigar el significado de todo el texto que la integra. Ya está en un idioma que hablemos o no. Pero ninguna aburrida búsqueda en Google se compara a experimentar de primera mano una nueva realidad. Y cuando esa nueva realidad llega a ti de manos inesperadas… es aún más hermoso.